del
Olvido [OVNI
2012]
Esta
programación a modo de ensayo quiere reflexionar sobre algunos de
las realidades más preocupantes de nuestro tiempo, en concreto la
experiencia del conflicto con el poder y la inminencia de un
enfrentamiento aún mayor. Un conflicto que sobrepasa el ámbito de
lo político para afectar a la noción misma de civilización y cuyo
origen parece emanar de la propia interioridad del ser humano.
Es
así como planteamos, a través de una serie de proyecciones, una
mirada más allá de la inmediatez de los recientes acontecimientos,
de la lógica de acción-reacción, o de la persistente noción del
otro como negativo. Para intentar ganar una distancia que permita la
reflexión.
Esta mirada la
proponemos a través de un doble núcleo de la programación: La
Commune
de Peter Watkins, y El
Mahabharata
de Peter Brook. Contextualizados con una
serie de documentales y documentos que reflejan la contemporaneidad
de esta situación.
La Commune, propone una mirada al conflicto contemporáneo, más allá del olvido político. Una reflexión desde la distancia histórica sobre un acontecimiento clave como fue la existencia y extinción de La Comuna de París 1871, y a la vez un radical cuestionamiento de la realidad social de nuestros días y de su representación mediática, ya que la obra está interpretada por personas que exponen su situación actual en el París del 1999.
Proyectamos
esta película en 3 fragmentos, cada uno de ellos irá seguido de un
debate conducido por los integrantes del colectivo Rebond
La Commune;
nacido a partir de la experiencia de realizar este film.
El
Mahabharata
de
Peter Brook, propone sobre el conflicto no ya una mirada histórica,
sino fuera de la historia, fuera del tiempo lineal, para entrar en el
tiempo mítico del constante retorno, de la tensión dialéctica
entre el olvido y el recuerdo de la verdadera naturaleza humana. Un
conflicto que el Mahabharata
presenta
en diferentes niveles, relacionados con: lo político (poder), la
civilización, la supervivencia de la vida sobre la Tierra, y
simultáneamente como expresión de la batalla interior que se libra
en el seno de cada ser humano.
La
proyección de esta obra en 3 partes, irá precedida por los
fragmentos de una conversación con Jean-Claude Carrière, guionista
y adaptador teatral del Mahabharata de Brook, que grabamos en París,
a fin de tratar las claves de esta obra en relación a las nociones
de conflicto y olvido.
Esta
historia trata de ti.
La
programación se inicia siguiendo el curso del Mahabharata, un
inmenso poema, que fluye como un gran río, con
una riqueza inagotable que desafía todo análisis estructural,
temático, histórico o psicológico. Sus puertas se abren
constantemente a otras puertas que conducen a otras. No es posible
encerrarlo. Las capas de sub-textos, a veces contradictorias, siguen
a otras y se entretejen sin perder el tema central. El tema es una
amenaza: vivimos en un tiempo de destrucción - todo apunta en la
misma dirección. ¿Puede evitarse esta destrucción?.
(1)
Ante
esta situación el Mahabharata nos propone, ya en su primeras lineas,
un viaje interior, un viaje de conocimiento, de transformación.
-
¿De
qué trata el poema?
- Trata de ti. Es
la historia de tu raza, de cómo nacieron y crecieron tus
antepasados, y de cómo estalló una gran guerra. Es la història
poètica de la humanidad, y si la escuchas con atención al final
serás una persona diferente.(2)
La
ilusión del poder.
Progresivamente
el relato nos adentra en el enfrentamiento entre dos grupos: los
Pandava y los Kaurava. Un enfrentamiento que toma la forma de un
conflicto por el poder, pero que nace de una concepción casi opuesta
de la vida. Con todos los matices y ambivalencias, observamos como
los Pandava
actúan teniendo como referencia la búsqueda y el cumplimiento del
dharma,
mientras
que
los
Kaurava
parecen guiarse únicamente por el deseo y el miedo: deseo de poseer
el poder, miedo de perderlo, para ello no reparan en utilizar todos
los medios, sin admitir límite alguno, mientras cuentan con la
complicidad de sus padres: un rey ciego y una reina que
voluntariamente cubre sus ojos con un velo.
Se
juega entonces una partida de dados, una forma de representar y
eludir momentáneamente el conflicto directo y a la vez una
estratagema. La partida está trucada, el juego del poder es un juego
amañado. El resultado solo puede ser uno: la derrota y la pérdida
de todos los bienes, incluida la libertad. Por delante queda el
exilio y la guerra.
En
nuestros días este juego amañado toma formas y nombres
que
a menudo enmascaran su finalidad: crear una realidad a medida de los
intereses privados de unos pocos. Como en el caso del llamado libre
comercio, supuestamente
una partida
justa
en el juego de la economía, pero que por la desigualdad de sus
participantes y la no reciprocidad de las reglas, entraña una
voluntad de supremacía. Otros disimulan algo tan evidente como el
carácter corporativo y empresarial de algunas redes sociales y de
muchas herramientas virtuales que apenas ocultan su reverso de
control. Así habitamos una realidad de las apariencias:
aparentemente escogemos, aparentemente nos comunicamos, aparentemente
estamos a salvo, gracias a un espeso entramado de dispositivos
sociales. Pero, inadvertidamente cada día, al cumplir el ritual de
sometimiento en el que se ha convertido el trabajo, el sistema
educativo, sanitario, la cultura y el ocio, firmamos un contrato
silencioso:
Acepto
la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente
de que este funcionamiento engendra frustración y cólera a la
inmensa mayoría de los perdedores. Acepto que me humillen o me
exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro
que ocupe un lugar inferior en la pirámide social (...)
Acepto
que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el de
defensa (…) Acepto que se me presenten noticias negativas y
aterradoras del mundo todos los días, para que así pueda apreciar
hasta qué punto nuestra situación es normal. (3)
Obviamente,
no firmar el
contrato comporta
diversas y crecientes formas de exclusión. Ante esta situación, la
protesta puede conducirse sin problemas por los canales de la
apariencia, renunciando a toda acción transformadora. Sin embargo,
si quiere hacerse real será estigmatizada como sectaria, agresiva y
violenta, con independencia de los medios y fines que elija..
Del
poder,
el documental de Zaván, se centra precisamente en este aspecto, el
momento en el que el poder muestra su verdadera naturaleza más allá
de los bellos
nombres con los que vela y legitima su ejercicio. Ese momento
desvelado
del poder se da cuando recurre a la violencia de la represión.
Génova, 2001, cientos de miles de manifestantes protestan en las
calles. No es un hecho aislado, antes la protesta ha mostrado su
fuerza creciente en Seatle 1999, en Praga 2000 y empieza a
representar una posibilidad de cambio... Las autoridades
blindan
la ciudad, vallan barrios enteros, suspenden el tratado de Schengen,
para proteger la reunión de los ocho jefes de Estado más poderosos.
Según fuentes de los sindicatos policiales, se plantea
deliberadamente un escenario de violencia extrema contra los
manifestantes, sin excluir la posibilidad de alguna muerte (4).
La violencia policial se desata, se golpea a todo el mundo, empiezan
a caer los heridos, cientos, algunos en estado de coma, la situación
deriva rápidamente en una encerrona para los manifestantes, hasta
constituir según Amnistía Internacional “la mayor violación de
derechos humanos en la historia de Italia desde la segunda guerra
mundial”. Carlo Giuliani cae muerto por dos disparos en la cabeza,
posteriormente el comisario enjuiciado fue absuelto. Esta muerte,
lejos de frenar la violencia policial, parece estimularla y darle su
verdadero sentido, la represión continúa con toda su fuerza durante
los días siguientes. Del
poder,
nos
muestra este acontecimiento a partir de un entramado de grabaciones,
en su mayor parte material de archivo filmado por los propios
activistas con medios no profesionales. La mirada que nos propone, es
a menudo una mirada silenciosa, imágenes sin sonido, como observadas
a través de una distancia que paradójicamente acerca y permite ver
más allá del velo de la imagen-noticia, dejando espacio para la
ecuanimidad. Una ecuanimidad que lejos de suavizar la denuncia, la
acrecienta en su gravedad. Lo
que vimos se pareció mucho a los métodos de las dictaduras
sudamericanas de los setenta,
recuerda el diputado alemán Hans-Christian Ströbele.(5)
El
27 de mayo de 2011, la policía intentó desalojar de Plaza Catalunya
(Barcelona) el campamento de ciudadanos que estaban ejerciendo su
derecho de reunión en un espacio público.
Se
produjo, en nuestra ciudad uno de los episodios de brutalidad
policial mejor documentados de la historia reciente. También fue
histórico por la efectiva, ejemplar y contundente respuesta no
violenta de los manifestantes.
Después
de que los ciudadanos agredidos presentasen una denuncia por la
violencia policial, el juez decidió archivar el proceso, sin ni
siquiera escuchar a las y los querellantes. El archivo de la denuncia
deja en una gravísima situación de indefensión a la totalidad de
la ciudadanía.
El
exilio.
Las
formas de exilio son muchas, algunas ni siquiera comportan un
desplazamiento físico en el espacio, pero si la travesía de un
período del que se desconocen los verdaderos límites.
El
Mahabharata nos plantea el exilio como un periodo de extrema dureza,
en el que la muerte está siempre presente. Y a la vez el
descubrimiento de su reverso: salir de la parcela de poder que se
detenta, ser desterrado de la ciudad para vivir en la naturaleza
representa, también, recuperar un contacto directo con la vida,
adentrarse en la búsqueda del conocimiento y del cuestionamiento
radical de la realidad.
Un
cuestionamiento que pone a la propia vida en juego. Como en la escena
en la que el Dharma,
bajo
la forma de un lago, interroga a los hermanos desterrados.
¿Qué
es más rápido que el viento?. El pensamiento.
¿Qué
podría cubrir a la tierra?. La oscuridad.
Dime
un ejemplo de desgracia. La ignorancia.
De
veneno. El deseo.
Un
ejemplo de derrota. La victoria
¿Cual
es el motivo del mundo?. El amor.
¿Qué
es tu opuesto?. Yo mismo.
¿Qué
es la locura?. Nuestro camino olvidado.
¿Y
la rebelión?, ¿por qué se rebelan los hombres? Para encontrar la
belleza, sea en la vida o en la muerte.
¿Y
qué es inevitable para todos nosotros?. La Felicidad
¿Y
cual es la mayor maravilla?. Que cada día, la muerte golpea y
vivimos como si pensáramos que somos inmortales.(6)
Es
la concepción dualista de la realidad, entre otras, la que aquí se
pone en juego desde su misma raíz: el opuesto nace de uno mismo. Es
precisamente de ese pliegue o corte, del que emerge la noción o la
ilusión de alteridad. Olvidar su origen es condición sine qua non
para el ejercicio del poder: posesión, ilegalización, y
explotación, de lo otro.
Alteridad que atrapa incluso a aquellos que se instalan en el reverso
de esa ilusión.
No
adentrarse en el dualismo, o bien recordar su origen, implica también
reconocer la ambivalencia de toda experiencia: la victoria es una
forma de derrota, la realidad es real e irreal al mismo tiempo,...
Existe
también una
ambivalencia
de la naturaleza y los movimientos sociales. A través del análisis
de ciertos árboles y plantas que contienen tanto elementos
productivos como destructivos, se podría también cuestionar ciertas
tendencias políticas que reducen el discurso a una dicotomía entre
el bien y el mal.(7)
El
lamento de la tierra
Pero
a la vez, ese juego manipulado del que nos hablaba el Mahabharata
tiene también una lectura más allá del enfrentamiento por el
poder; una lectura más amplia que nos plantea directamente no el
triunfo de unos sobre otros, sino la supervivencia de la humanidad y
de la vida sobre la tierra.
He
oído el lamento de la tierra. ¿Y qué dice?. Dice: Los hombres se
han vuelto arrogantes, cada día me producen nuevas heridas y son más
y más numerosos. Son violentos, se dejan llevar por pensamientos de
conquista. Los hombres imprudentes me pisotean. Me estremezco y me
pregunto ¿qué harán después?.(8)
Esta
violencia sobre la naturaleza no había alcanzado nunca una
intensidad y extensión similar a la del capitalismo global, para el
cual la naturaleza es pura alteridad.
Soluciones
Locales para un Désorden Global,
de Coline Serrau, se centra en un aspecto concreto y decisivo de esta
violencia: aquella que ejerce la -nunca mejor llamada- agrícultura
de explotación intensiva, sobre
la tierra, sobre los agricultores, los productos
y sus consumidores.
Nos recuerda que su origen está estrechamente relacionado con la
tecnología militar y sobre todo con una concepción de la
agricultura como guerra y conquista. Agricultores artesanales de
diferentes países: Ucrania, Francia, Marruecos, Burkina Faso, India,
Brasil, nos hablan del carácter femenino de la tierra y de su
trabajo, de su capacidad de generar comunidad y conocimiento, frente
a una concepción machista que la ve únicamente como una fuente de
explotación y provecho a corto plazo, como un mero soporte físico
para los productos químicos de fertilización, herbicidas,
pesticidas,...
La
tierra queda como un campo de experimentación genética guiada
únicamente por la búsqueda del beneficio inmediato, en el que la
tecnología juega un papel de utopía siniestra capaz de ocultar
virtualmente los cada vez más numerosos desiertos de tierras
empobrecidas, o simplemente envenenadas.
Y
de nuevo en el trasfondo encontramos, como en el Mahabharata, la
complicidad de un rey ciego y una reina que cubre sus ojos con un
velo. En este caso, la ceguera y el partidismo de unos gobiernos
dominados por los lazos de sangre con las grandes corporaciones:
cientos de especies vegetales, variedades frutales, etc..son
excluidas de los catálogos de semillas autorizadas, y su cultivo o
comercialización deviene ilegal, mientras que nuevas especies
transgénicas, cuyo impacto en el medio ambiente y la salud apenas ha
sido verificado, son rápidamente aprobadas.
En
un proceso paralelo al de la realidad política, el poder llega al
extremo de ilegalizar la realidad, con la pretensión última de
substituirla.
Una
concepción que parece emanar de aquella visión de Antonin Artaud
que escribió en 1947,:
Hay
que, por todos los medios de la actividad viable, reemplazar la
naturaleza dondequiera que pueda ser reemplazada (…) para alcanzar
por fin el reino de todos los falsos productos fabricados, de todos
los innobles sucedáneos sintéticos, donde la hermosa, la legítima
naturaleza no tendrá nada qué hacer, y deberá ceder su lugar de
una vez por todas y vergonzosamente a los triunfales productos de la
sustitución.(9)
Pero
el documental de Coline Serrau no quiere detenerse en el
catastrofismo. Da la voz a campesinos, filósofos y economistas que
están experimentando nuevas alternativas, y denunciando las causas y
estrategias de la actual crisis ecológica y política.
Pierre
Rabhi, Claude y Lydia Bourguignon, los trabajadores sin tierra de
Brasil, Kokopelli y Vandana Shiva en la India, Antoniets en Ucrania
... La serie de entrevistas demuestra que hay opciones, que una
alternativa posible está ya dándose, respondiendo con elementos
concretos a los retos ecológicos y, en general, a la crisis de la
civilización, que actualmente atravesamos.(10)
La
guerra.
En
el silencio sepulcral del alba, a las 5:29:45 la zona montañosa de
la Jornada
del Muerto
fue sumergida en el gigantesco flash de una luz intensa, que el
hombre sólo había visto en las estrellas.
Julius
Robert Oppenheimer,
el llamado padre
de la bomba atómica por su participación en el Proyecto
Manhattan, escribe: Sabemos
que el mundo nunca más volverá a ser el mismo, unos pocos rieron,
otros lloraron, la mayoría permaneció en silencio. Recuerdo esas
líneas del Baghavad Gita, dentro
del
Mahabharata, en las que Vishnu dice: “ahora me he convertido en la
Muerte, la destructora de los mundos. (11)
En
1965 Peter Watkins realiza The
War Game (La Bombe),
sobre lo efectos de un ataque nuclear al Reino Unido. Al ver el film
los responsables de la BBC, que había producido el film, quedan
horrorizados ante su contundencia realista y política. Watkins
denuncia con toda la crudeza el crimen contra la humanidad que
representa la escalada nuclear, y lo irrisorio de las medidas de
protección con las que se pretende tranquilizar a la población. Los
datos provenientes de las explosiones atómicas en Japón o de los
bombardeos masivos sobre Alemania (al final de la Segunda Guerra
Mundial) dan una medida, a pequeña escala, de la magnitud del
desastre. Al escenario inmediato de la explosión se añade la
tragedia de la represión y el control policial de una población
mayoritariamente abandonada a su suerte. La BBC saltándose todos sus
códigos internos, y tras consultar con altos cargos del Gobierno,
decide bloquear durante 20 años su difusión televisiva. Lo mismo
sucede con su siguiente film, una alegoría política que denuncia la
represión político-polícial en los EE.UU durante el periodo Nixon.
Punishment
Park
(1970) apenas dura 4 días tras su estreno en New York, y jamás
llegó a emitirse por televisión en ese país.
Sus
siguientes trabajos vuelven a sufrir la marginalización mediática.
La combinación de un lenguaje cinematográfico directo e innovador,
su valentía y radicalidad en el tratamiento de los temas supera en
mucho el margen de tolerancia
de la industria audiovisual. Finalmente, en 1999 decide realizar -con
la producción del Canal Arte- La
Commune (París 1871). Watkins
concibe su rodaje y montaje en abierta disidencia con lo que
acertadamente llama la Monoforma:
una
gramática que la industria audiovisual cinematográfica y televisiva
impone a todos sus
productos, justificándola
con criterios supuestamente objetivos y técnicos: audiencia,
visibilidad, programación,...La Monoforma
no
solo predefine lo que el público está capacitado para ver y los
contenidos que le interesan, sino con que tipo de mirada
debe
verlos. Una mirada secuestrada bajo los efectos de la
sobre-estimulación visual, resultado de un bombardeo ultra-rápido
de imágenes, efectos de sonidos, voces, música, alternancia
frenética de planos, y movimientos,...La
Monoforma en todas sus variedades está basada en la convicción de
que el público es inmaduro, que necesita formas previsibles de
representación para “engancharlo”; es decir, manipularlo. Por
eso muchos profesionales se sienten cómodos con la Monoforma: su
velocidad, su montaje impactante y la escasez de tiempo/espacio
garantizan que los espectadores no puedan reflexionar acerca de lo
que está sucediendo. (12)
El
film
La Commune
representa una radical disidencia con la Monoforma. Opta por el
blanco y negro, una duración cercana a las 6 horas, un montaje de
planos largos, y pausados, ausencia de banda sonora, interpelaciones
directas a la cámara,...El resultado, lejos de ser el monumento
fetichista que
Canal Arte hubiese aceptado sin problemas, se convierte por su
contenido, montaje y vivencia colectiva del rodaje, en una
experiencia que cuestiona no sólo el olvido histórico, sino el
papel de los propio media
en la construcción de la realidad.
El
rodaje de La
Commune,
en la nave de una antigua fábrica, involucra a más de 200 personas.
La mayor parte no son actores profesionales, sino ciudadanos que
aceptan participar en este proyecto sobre un acontecimiento histórico
del que la mayoría desconoce los detalles, y se sitúan en el film
según sus preferencias y afinidades políticas, de tal manera que
historia (1871) y realidad contemporánea (1999) están en constante
diálogo. El rodaje, en si mismo, comporta una experiencia
revolucionaria que afecta profundamente a muchos de los que en él
participaron. Durante esta experiencia
no
sólo descubren una parte olvidada de su propia historia, que el
sistema educativo francés trata con disimulo, sino que viven su
radical actualidad. Así vemos a colectivos de trabajadores, mujeres,
migrantes y sin papeles, debatir sobre sus condiciones actuales de
trabajo, sobre la enseñanza, los medios de comunicación,...al mismo
tiempo que interpretan su lucha en las barricadas de aquel Paris del
1871, donde asisten atónitos a la muerte de sus antecesores, la
masacre olvidada de más de 40 mil personas.
Estamos
atravesando un periodo sombrío en la historia de la humanidad, en el
que la combinación del cinismo posmoderno (que elimina el
pensamiento crítico y humanista del sistema educativo); la creciente
avaricia generada por la sociedad de consumo; la catástrofe humana,
económica y ecológica que se manifiesta en forma de globalización;
el aumento masivo del sufrimiento y la explotación de la población
del llamado tercer mundo; y la adormecedora conformidad y
normalización provocados por la audiovisualización sistemática del
planeta han formado, de forma sinérgica, un mundo en el que la
ética, la moral, la colectividad humana y el compromiso (con todo lo
que no sea oportunismo) se consideran “anticuados”. El
despilfarro y la explotación económica se han convertido en lo
habitual, hasta tal punto que se lo inculcamos a los niños. En un
mundo como este, los acontecimientos de la primavera del 1871 en
París representaron (y aún representan) la idea del compromiso con
una lucha por un mundo mejor, y la necesidad de algún tipo de utopía
social colectiva – tan necesaria ahora como el aire que respiramos.
De ahí surgió la idea de hacer una película que mostrara este
compromiso. (13)
La
Commune, lejos
de la épica, abre también una reflexión sobre las dificultades de
la experiencia revolucionaria: el renacimiento en su seno de las
viejas estructuras de poder o la
tendencia de los
medios
alternativos de reproducir los standares mediáticos, etc... Michel
Foucault en El
espíritu de un mundo sin espíritu,
parafraseando a un manifestante, recuerda que no basta con un cambio
político, ni económico, debe producirse un derrumbe del esquema de
valores que ha construido esa realidad y por encima de todo tenemos
que cambiar nosotros.
Nuestra manera de ser, de relacionarnos con los otros, con las cosas,
con la naturaleza, con la eternidad, debe cambiar totalmente. Sólo
será realmente una verdadera revolución si se da este cambio
radical en nuestra experiencia.(14)
A
lo largo del año 2011, de Túnez a Toronto, de El Cairo a Barcelona,
el mundo ve aparecer la emergencia de movimientos descentralizados y
autónomos de protesta. Si
estas insurrecciones populares nos enseñan algo, es que las
revoluciones no son acontecimientos aislados, que concluyan con el
derrocamiento de un gobierno o la toma del poder, sino procesos
complejos que comparten objetivos comunes (15).
Así vemos el fracaso de las barreras mediáticas, policiales y
culturales que se han construido entre los pueblos, todas estas
protestas comparten algo en común: el deseo de libertad y de una
vida digna, el rechazo a una desrealidad que nos oculta y secuestra
la vida.
Horas
antes de morir, Dimitris pagó el alquiler del apartamento donde
vivía, solo. Luego cogió el metro hasta Sintagma y se pegó un
tiro, con una nota en el bolsillo: Me
llamo Dimitris Christoulas soy un jubilado. No puedo vivir en estas
condiciones. Me niego a buscar comida en la basura. Por eso he
decidido poner fin a mi vida (...)Creo que los jóvenes sin futuro
algún día cogerán las armas y en la plaza Sintagma de Atenas, (la
misma donde terminó con su vida),
colgarán a los que traicionaron este país.
(16)
4
de Abril 2012
En
el relato del Mahabharata, el camino de la guerra se hace inevitable
cuando los que detentan el poder, deciden no conceder ni siquiera el
espacio de un aguja a los desterrados. Cuando las condiciones para la
vida son negadas. Cuando la ilusión del poder posee y ciega a
aquellos que creen ser sus dueños.
- ¿Se ha hecho
todo lo posible para evitar la guerra?. ¿Absolutamente todo?. ¿Puede
ser evitada?.
-
Puedo decirte que no podrás elegir entre la paz y la guerra.
-
¿Cual será mi elección?
-
Entre una guerra u otra.
-
Esta otra guerra, ¿dónde tendrá lugar?. ¿En un campo de batalla o
en mi corazón?.
-
No veo la diferencia.(17)
No
es casual recordar ahora una vieja historia persa en la que Peter
Brook basó un espectáculo(18):
30
pájaros oyen un día hablar del Simurgh, para unos esta misteriosa
palabra significa el Poder mismo, para otros es la Verdad olvidada,
no saben exactamente...pero se sienten irresistiblemente atraídos,
como en la oscuridad las mariposas nocturnas lo son por la luz de una
vela. Así que deciden iniciar este largo y difícil viaje a través
de la oscuridad, sin duración precisa, lleno de peligros y
encuentros, en el que atraviesan los valles de la duda y del amor, de
la separación, el asombro y la muerte,... para descubrir al final de
ese camino que Simurgh es ellos mismos. (Simurgh
en persa significa 30 pájaros)
abu
ali
Nota:
del
Olvido, y
lo que esta palabra evoca, ha sido posible gracias a la inspiración
de Jean-Claude Carrière. Igualmente tenemos que agradecer muy
especialmente la colaboración y las ideas de Patrick Watkins y de
Toni Cots.
- The Great History of Mankind, Jean-Claude Carrière, 1989.
- El Mahabharata. En versión de Peter Brook y Jean-Claude Carrière, 1989.
- El Contrato, Anónimo en la Red, 2003.
- El Atropello de Génova, Rafael Poch, 2012.
- Ibid 4
- Ibid 2
- de la intervención de Alfred Decker Urban Rhizomes en del Olvido.
- Para acabar con el juicio de Dios, Antonin Artaud, 1947.
- Solutions Locales pour un Désordre Global, Coline Serreau, Francia, 2009.
- Julius Robert Oppenheimer. http://en.wikipedia.org/wiki/J._Robert_Oppenheimer
- Peter Watkins. http://blogs.macba.cat/peterwatkins
- Peter Watkins. http://pwatkins.mnsi.net/commune.htm
- Peter Watkins. http://blogs.macba.cat/peterwatkins
- The Spirit of a World without Spirit, Michel Foucault, 1979.
- de la intervención de Jerome Roos en del Olvido. www.roarmag.org
- Dimitris Christoulas, La nota íntegra puede leerse en http://es.wikipedia.org/wiki/Dimitris_Christoulas
- Ibid 2
- Mantiq al Tayr, El Lenguaje de los pájaros o La conferencia de los pájaros Farid-ud din Attar, Persia S XI.